martes, 6 de julio de 2010

Esto no lo leí en el Mercurio

La PYME de la cual es gerente Cristián.



Cristián Zegers
es el nuevo "big-boss" del diario de Agustín Edwards. Y su misión es una sola: Derrocar a su competidor más importante: La Tercera. Todo por dirimir quién es el medio más influyente entre los poderosos y la elite. Una batalla que no tiene nada a que envidiarle a otras como la Pepsi contra Coca Cola, la de Microsoft contra IBM o la de Piñera contra Claro.

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"Vente a almorzar a mi casa", le dijo un hambriento Agustín Edwards al hasta ese momento Director del diario La Segunda. No es que "Juan Mercurio" sea un manito de guagua a la hora de invitar a comer, pero cuando lo hace es porque algo importante se tenía en mente. Y Zegers lo sabía, siempre lo supo.

“Cristián, quiero que seas el nuevo director de El Mercurio”.
Por orgullo personal, se aguantó la euforia de ese momento. Se hizo el interesante y dijo que "lo iba a pensar". El "sí" llegaría al día siguiente, recibiendo el espaldarazo de varios de sus pares -entre ellos Roberto Méndez y el actual Ministro de RR.EE Alfredo Moreno-, quienes de paso le "hicieron la cama" al saliente doctor Juan Pablo Illanes.

Este último era caporal máximo del pasquín desde mediados de los ’80, recomendado por el mismísimo fundador de la UDI, Jaime Guzmán. Su época más dura fue tras el retorno de la democracia, puesto que se temía que el diario "oficialista" hasta ese entonces, perdiera su rumbo ante uno de corriente más democrática (como lo fue La Época en su momento). Sin embargo, eso no fue así y El Mercurio en menos tiempo que el reinado de Juan Pablo I estaba siendo aprobada por la Concertación, con aspiraciones directas de ser el "diario de la transición".

Aquellos años de jolgorio donde El Mercurio miraba desde El Olimpo a sus pares matutinos, pronto llegaron a su fin. En una galaxia muy cercana, La Tercera cambiaba de dueños, y de paso de target económico. Era el año 2002 y el ahora diario de Álvaro Saieh pretendía competir directamente con el goliat de la prensa escrita.

El diario estrella de COPESA empezaba a ser un competidor de cuidado en lo comercial y un torbellino en lo periodístico. Capitaneado por su director Cristián Bofill, un periodista obsesionado con la política, el poder y el golpe noticioso, y medio emparentado con el actual ministro del Interior Belisario Velasco, uno de cuyos hijastros está casado con Magdalena, la hermana de Bofill.

A partir de ese año, La Tercera subió de 6 mil a 80 mil suscriptores en 2006 gracias, en parte, a la suscripción de fin de semana –que incluye Qué Pasa y Paula–. Y se estrechó la brecha de tirada de ejemplares en la semana y fin de semana, según el Informe del Sistema de Verificación de Circulación y Lectoría del primer semestre del 2006: 100 mil y 208 mil el diario de Copesa, versus 128 mil y 216 mil de El Mercurio, respectivamente. Es decir, entre sábado y domingo, donde se concentra el 70 por ciento del avisaje, El Mercurio supera la circulación de La Tercera por 8 mil ejemplares. Además, según un estudio de Kantar Media, La Tercera aumentó el año pasado su lectoría en los segmentos ABC1 (20.8%) y C2 (29.5%) durante el fin de semana. “Ahí, uno de cada dos lectores del diario pertenece a los grupos alto y medio alto”, dice Max Sichel, gerente general de COPESA.

Se habló de rumores de informantes de Bofill que le avisarían sobre los temas de alto impacto que trae el “diariamente necesario” el fin de semana para anticiparse. Asunto desestimado en la redacción del diario de Copesa argumentando que es común enterarse de lo que lleva la competencia durante el reporteo de un tema.

Como sea, la primera medida de Zegers fue ordenar que si un personero le da una entrevista a La Tercera, “no lo llevamos en el diario”, dicen en El Mercurio. La segunda: citar en sus páginas cada error cometido por su competencia al informar una noticia.

El primer golpe lo dio el diario de Edwards cuando tituló que el periódico de Saieh puso en una nota sobre el asesor chileno de Evo Morales un retrato que no era del personaje. La Tercera devolvió el puñetazo cuando se cumplieron los cien días de gobierno de Bachelet, y ambos diarios coincidieron con encuestas del tema, “La Tercera hizo hincapié en que mientras el estudio del Decano consideraba 400 casos, la de ellos incluía a mil personas. Por su parte, El Mercurio desmintió las informaciones publicadas en La Tercera sobre la intención de Bachelet de hacer cambios en el segundo piso de La Moneda. Días después el diario de COPESA sacó en portada que, según los expertos, las conclusiones de El Mercurio respecto del aumento de un 23 por ciento de las denuncias de robos en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea eran apresuradas”, destacó la periodista y académica de la Universidad Alberto Hurtado, Angélica Bulnes, en su blog de medios.

En los cuarteles de Vicuña Mackenna 1962 reconocieron el error de entrar en peleas infantiles y decidieron abortar misión. Porque les resta preocupación por sus lectores y porque “al final del día, el diario que manda es el que pone los temas en la agenda”, según dijo Bofill en un seminario de la Asociación Nacional de la Prensa el mes pasado. “Y si examinas los temas de alto impacto que se han discutido en los últimos años en Chile, te das cuenta de que algo hemos hecho: Mop Gate, las negociaciones gas por mar con Bolivia o la confesión de Gemita Bueno, por ejemplo. Hay que ver si la competencia hizo algo comparable”, señala una altísima fuente de Copesa.

“El objetivo de Bofill no es ganarle a El Mercurio, lo que quiere Cristián es que La Tercera sea el único diario que la gente poderosa, influyente y de la clase media tenga que leer para estar al día. Le da lo mismo si le toca competir con El Mercurio o el New York Times”, cuenta uno de sus hombres cercanos. Y en ese afán se ha equivocado de tesis más de una vez, como cuando insistía en que si Chile no firmaba la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que apoyaba la invasión de Irak, Bush no firmaría el TLC con Lagos.

La aversión de Zegers a ser golpeado es lo que le da tensión a esta disputa. “Don Agustín lo conoce. Sabe los puntos que calza. Al nombrarlo, quería dar una señal clara de que se acabaron las vacaciones en las Termas de Avenida Santa María”, afirma una alta fuente mercurial. Y agrega: “Su primera medida fue que los lectores pudieran darse cuenta de que el diario era de hoy y no de hace tres meses”.

Dos cambios radicales ha implementado el abogado. Uno, dotar de actualidad las editoriales, “que a diferencia de antaño, donde se demoraban tres días en responder a un hecho, hoy se escriben en el mismo día”, cuenta un editor. Lo otro ha sido privilegiar criterios noticiosos y vendedores en la portada, aunque esto implique romper con la rígida estructura del diseño. Las instrucciones para el staff suenan a primer año de periodismo: el diario debía golpear, marcar la pauta, exigir exclusividad.