sábado, 26 de junio de 2010

Ni ahí con el mundial


Cada cuatro años -sobretodo si Chile clasifica- gran parte de nuestro país se paraliza y se convierte en zombie gracias al mundial. Aún así existen personas para las que el evento sólo se convierte en un GRAN dolor de cabeza, sea porque detestan todo lo que "huele" a fútbol y/o nacionalismo, o simplemente porque son fanáticos de Wimbledon.

14:30 en punto del día viernes 25 de Junio y millones de chilenos dejan el trabajo y las diferencias de lado por noventa minutos de tensiones, adrenalina y rabietas. Con calles más vacías que las de Humberstone es la mejor forma de retratar a Santiago durante esos momentos, siendo primera vez que el silencio sale a trabajar después de doce años esperando.

Cuando la baja de productividad hace añicos por segundos la economía nacional, existen personas que siguen trabajando como si fuera un día más. No porque en sus trabajos les impidan vibrar con las jugadas de Medel o Suazo, sino porque simplemente no les interesa. No están ni ahí.

Andrés Valencia ni se inmuta con las vuvuzelas ni los gritos de gol que ha escuchado durante los partidos de primera ronda. Prefiere revisar el inventario de plumones de pluma de ganso que vende a lujosos hoteles de Santiago. "Un partido de fútbol no te mantiene el negocio", asegura con simpleza. Por muy exagerada que parezca esa aseveración, Andrés se justifica con que "cuando eres un emprendedor y estás empezando, simplemente no puedes parar ni un sólo segundo. Como tampoco me interesa qué pasa con los partidos, para mí nunca ha sido problema", confiesa. Eso aunque su señora y sus hijos se sienten en su living a disfrutar de "La Roja" y sus partidos, único motivo por el cual se sentaría a ver fútbol. "Si es por acompañarlos, encantado. Pero entienden que las oportunidades (de negocio) se toman o se dejan."

La otra cancha de pasto

Sebastián Ayala ha estado pegado a la pantalla durante estos días. Ha vibrado y gritado cada momento que se vive en la cancha de pasto de... Inglaterra. El fanatismo por Wimbledon y por ende del tenis supera cualquier gambeta de Cristiano Ronaldo en Los Simpsons. Para él, el mundial se juega con raqueta y punto.

"No podís comparar unos partidos mediocres con pocos goles, con tener el match más largo de la historia del tenis", explica haciendo alusión al partido entre John Isner yNicolás Mahut, donde el primero ganó por 70 a 68 durante tres días interminables. Aunque a diferencia de Andrés si ha visto algunos partidos de Sudáfrica, la falta de gol lo terminó por decepcionar. "Con suerte me entero de Chile a través de mis amigos y los gritos acá en la casa" sostiene, arguyendo que no le queda otra al ser el único de cuatro hermanos hombres en no seguir religiosamente a la selección.
"Me da lo mismo que me digan cualquier cosa, si total tenis será lo único que seguiré viendo".


viernes, 18 de junio de 2010

Mi primer mundial




El día 16 de junio de 2010 marcó no sólo el debut de la selección chilena en tierras africanas, también era el de muchos niños y/o pre-adolescentes -de 12 años o menos-; acostumbrados a oír archirrepetidas historias en torno a Carlos Caszely y la dupla Za-Sa. Son los otros "hijos de Bielsa", quienes han visto las peripecias del "Loco" y sus pupilos con sus propios ojos.



Mientras gran parte de los chilenos esperó 12 años para reencontrarse con el festival de asados, renovar su televisor o mentalizarse para capear el máximo de horas posibles viendo partidos; otros -menos peludos y más bajitos- miran con ingenuidad y desconcierto el fenómeno social que causa -antes, durante y después del Mundial- la Seleccion Chilena de Fútbol. Son aquellos menores que viven por primera vez la experiencia de ver a Chile en el mundial, y por lo mismo, lo que para el resto es tradición, para ellos es una enseñanza.

"El recreo más largo de la historia"

Tomás Amengual tiene 12 años y el partido del pasado miércoles dejó un recuerdo imborrable para el resto de su vida. A las 7:00 am su madre lo dejó en el Colegio Altamira, al igual que a más de la mitad de sus compañeros que asistieron ese día. Un televisor a color y la efervescencia de todos los muchachos eran la única manera de hacerle quite al frío matutino, aunque poco importaba según cuenta. "Ni caché. Estaba contento y con ganas de gritar 'gol'", recuerda.

7:25 y los equipos salen a la cancha a entonar el interrumpido himno nacional. Si bien cuenta que ni él ni nadie de sus compañeros se puso a llorar en la solemne instancia, la competencia por "quien lo cantaba más fuerte" era la mejor manera de reflejar la emoción sentida en ese momento. 7:30 en punto y el pitazo daba inicio a canticos y griteríos privados de vuvuzelas.

Marcaban las 8:04 y si ya los gritos de aliento opacaban las cornetas africanas, el de gol ensordecía a cualquier adulto algo impaciente. "Fue el grito más fuerte de mi vida", cuenta el también llamado "Tomate" -por su nombre y robusta apariencia, asegura-.

Minuto 90 y suena el timbre que marca no sólo el fin de un partido soñado para los chilenos, también da inicio al recreo acompañado del one hit wonder de Mala Junta, Chileno de Corazón. "Ahi salimos todos y empezamos a cantar c-h-i con los otros cursos. (Fue) el recreo más largo de la historia".

"Mi papá me dejó faltar"

A diferencia de Tomás, Martín disfrutó del soñado debut de la selección en su casa y acompañado de su familia y hermanos. Cursando 6to básico en el Colegio San Pedro Nolasco y fanático del fútbol por herencia de su padre Claudio, no tuvo problemas en obtener el permiso de este último para ausentarse el día completo, aunque sólo si ganaba Chile.

"Me dejaron faltar porque nunca había visto un mundial y mi papá quería que lo vieramos todos juntos en la casa", comenta el joven debutante mundialero. Lo curioso era que si Chile llegaba a perder, Martín -aunque llegara tarde- tendría que asistir a clases. Su hermano Francisco, que actualmente cursa 3ro medio en el mismo colegio, explica el por qué de esta drástica condición: "Dependiendo como le vaya a Chile es como mi viejo se comporta durante todo el día, y eso nos incluye a nosotros", relata con resignación a esperas del próximo encuentro con Suiza la próxima semana.

Y si bien el hermano mayor vive su segunda experiencia con "La Roja", para él es realmente como si fuera la primera: "Para Francia tenía 4 años y lo poco que recuerdo era el gol del "Coto" Sierra de tiro libre. Y ahora aparte de tener el álbum (Panini del Mundial), anoto los resultados y veo los partidos que puedo", comparte excitado.