
El proyecto que reforma la ley de televisión 18.838, que dividiría las concesiones televisivas en dos; una de "libre recepción" y otra de "servicios intermedios", y que está a esperas de ser aprobado en su gobierno; traería importantes beneficios monetarios para las arcas del Berlusconi Chileno. Esto porque de aprobarse en el Congreso, convertiría inmediatamente al presidente en concesionario del canal privado, excluyendo a la Universidad de Chile como socio-a quién arrienda la concesión de la señal 11 VHF en Santiago, por 25 años- en las transmisiones futuras.
Qué significa esto: Si el proyecto se convierte en ley, Chilevisión ganará espectro sobre lugares donde hoy no tiene, y a los que accede usufructuando de las concesiones de la Universidad de Chile. Entonces, la necesidad de usufructar de la casa de estudios, desaparecería. Esto se traduce en otro conflicto de interés para Piñera, puesto que quienes vendrían a regular el nuevo escenario televisivo serían la Subtel y el Consejo Nacional de Televisión, ambos organismos que responden a las decisiones políticas del presidente.
Si eso fuera poco, no sólo el actual mandatario posee un canal privado que en estricto rigor estaría regulado por sí mismo, sino que gracias a la tecnología que ofrece la norma digital también podría crear su propia compañía telefónica. Así es la vida, así es la democracia.
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